CUIDADOS DE TU INSTRUMENTO DE CUERDA

Noticia publicada el 08/01/2017

Los instrumentos de cuerda están construidos de un material vivo, la madera, que precisa de unos cuidados y mantenimientos específicos para su conservación y para sacar el máximo partido de su capacidad musical.

Los peores enemigos de la madera, y por tanto de tu instrumentos, son la insuficiencia de humedad y las temperaturas extremas, que provocan rajas, grietas, desencolados, deformaciones y el empobrecimiento sonoro del instrumento.

Aconsejamos:
• Que tu instrumentos no esté expuesto directamente al sol durante mucho tiempo.

• No guardarlo en el maletero o dentro del coche, dado que especialmente en verano las temperaturas que se pueden alcanzar en el interior pueden ser extremas.

• Que la guitarra nunca esté cerca de aparatos que desprendan calor, tales como radiadores, aire acondicionado… ni cerca de ventanas o puertas que puedan producir variaciones de temperatura.

• Evitar los cambios bruscos de ambientes y temperaturas. Antes de sacarla del estuche conviene dejarla un tiempo dentro hasta que la guitarra se aclimate.

• Evitar ambientes con menos del 30% de humedad. Es aconsejable un ambiente con un grado de humedad entre el 50% y el 70%.

• Mientras no se use el instrumento tenerlo guardado siempre en el estuche y si es posible, que éste disponga de un humidificador y un higrómetro que nos verifique que el nivel de humedad es correcto. El humidificador ayuda mientras el instrumento esté dentro del estuche, pero no es suficiente si el instrumento se encuentra en un ambiente de gran sequedad.

Hoy en día hay mucha variedad de estuches que incorporan higrómetro, y también de diversos humidificadores para colocar en el interior del estuche.


Limpieza
Nunca conviene limpiar tu instrumento con productos industriales, ya que pueden contener alcohol o aditivos abrasivos que pueden dañarlo. Como norma general, lo mejor siempre es una gamuza ligeramente humedecida con agua.

Cuando se trata de barnizados al aceite o al alcohol hay que tener especial cuidado. En este caso, si le cae una gota de alcohol u otro líquido fuerte, lo mejor es enjuagarla inmediatamente para evitar que se destemple el barniz original.

Para evitar también la degradación producida por el sudor mientras tocamos, una vez terminada la sesión conviene limpiarlo con una gamuza, frotando suavemente en el sentido de la beta de madera.

Clavijas
Las clavijas son muy sensibles a los cambios de tiempo, normalmente en invierno suelen ir más apretadas y en los meses cálidos suelen ir más sueltas. Para asegurar el óptimo agarre y por tanto una correcta afinación existen tizas de apriete para el inviernos y suaves vaselinas para los meses cálidos. Consulta con tu tienda o luthier para que te aconsejen que es lo mejor en cada momento.

Cuerdas
Con el tiempo las cuerdas pierden sus cualidades y su capacidad sonora, es recomendable cambiarlas cuando apreciemos que pierden sonoridad, esto puede depender mucho de cuánto y con qué intensidad toquemos, pero al menos es bueno cambiarlas una o dos veces al año.

En caso de cambiar las cuerdas conviene hacerlo una a una y afinándolas según se cambian, para evitar que el mástil se destense, lo cual provocaría una cierta pérdida de sonido, que se recuperaría, pero más lentamente.

Si viajamos, especialmente en avión conviene aflojar las cuerdas, evitaremos así posibles daños de la cabeza o el mástil.

Después de tocar es recomendable limpiar con una gamuza seca los restos de sudor que dejan las manos sobre las cuerdas.

Roturas o grietas
En caso de que aparezcan grietas, no hay ni que pensarlo, de forma inmediata: aflojar cuerdas y llevarla a un luthier de confianza. Nunca intentar repararlas con colas no aptas para este trabajo, pueden producir daños irreparables.

Barniz
El barniz que se aplica al instrumento persigue cuidar la madera y mejorar el sonido. Un barniz suave y de calidad amplifica el sonido y le da calidez, mientras que un barniz rígido y duro produce un sonido más frio

El barnizado al aceite es de los más antiguos, y empezó a realizarse hace varios siglos. Es un acabado muy delicado que hay que cuidar adecuadamente.

En general conviene como rutina hacer una ligera limpieza con una gamuza seca, cada vez que terminemos de tocar y antes de guardarla en su estuche.

Otros acabados como la nitrocelulosa o el poliuretano no son tan delicados, aunque de igual forma, también conviene cada cierto tiempo pasarles una gamuza ligeramente humedecida para eliminar restos de sudor, polvo u otras sustancias que a la larga deterioran su aspecto y calidad sonora