La elegancia de su virtuosismo, el acercamiento a cada obra desde un profundo conocimiento de la misma y la pasión con la que aborda sus interpretaciones, convierten a Jonathan Mesonero en un violinista sobresaliente dentro de su generación. 

Músico con una clara vocación internacional, Jonathan desarrolla una carrera como solista uniendo la interpretación de obras del repertorio clásico con un vivo interés por la música contemporánea. En sus giras por Europa y Asia, ha actuado en salas como la Philharmonie o la Konzerthaus de Berlín, la Tonhalle de Düsseldorf, el Auditorio Nacional de Madrid, el Palais des Beaux-Arts de Bruselas, el Kursaal de San Sebastián o el Palacio Euskalduna de Bilbao. Así mismo es un invitado asiduo en festivales de España, Alemania, Francia, Suiza, Italia o Portugal, y ha compartido escenario con artistas como Frank Peter Zimmermann, Ivry Gitlis, Gautier Capuçon, Julian Steckel, Natalia Prischepenko, Joaquín Achucarro, entre otros. 

En consonancia con una concepción integral de la música, Jonathan Mesoneroune a su faceta como solista la de intérprete de música de cámara, habiendo trabajado con los cuartetos Artemis, Casals, Orpheus e Iturriaga, así como conNatalia Prischepenko, Hartmut Rohde, Andoni Mercero, Heime Müller y miembros de la Filarmónica de Berlín y lidera distintas formaciones camerísticas, como el ArTrio Berlin, con el que ganó el Primer Premio en el Concurso de cámara Mirabent i Magrans. Además, es frecuentemente invitado por orquestas como la Orquesta Nacional de España, Orquesta de Euskadi, Orquesta Sinfónica de Bilbao y la Orquesta Sinfónica de Galicia. 

Reconocimientos como el Premio en el Certamen de Violín de Gipuzkoa, que recibió con tan sólo 15 años, o los galardones recibidos de instituciones como la Fundación Nicanor Zabaleta, Humboldt–Wardwell Stiftung, Artistas Intérpretes o Ejecutantes (AIE), Diputación de Gipuzkoa o Kutxa, avalan la calidad de sus interpretaciones. 

Formado en prestigiosas instituciones europeas, Jonathan Mesonero se licenció on Matrícula de Honor por el Centro Superior de Música del País Vasco(Musikene) con Keiko Wataya y por la Universität der Künste de Berlín (UdK) con Latica Honda-Rosenberg, completando su formación con un Máster de Interpretación en la UdK, de la mano de Irene Wilhelmi. Alumno destacado de Raffaela Acella, ha ampliado su formación con músicos como Krzysztof Wegrzyn, Pavel Vernikov, Yayoi Toda o Alexander Brussilovsky. 

PROGRAMA VIOLIN SOLO

Requiem aeternam dona eis, Domine

Requiem aeternam dona eis, Domine es el título de un proyecto muy personal que abarca un programa enmarcado en el carácter sacro de estas composiciones escritas para violín solo. Curiosamente el violín, considerado como el instrumento del diablo, es el encargado de dar vida a un repertorio en el que el cielo y la tierra quedan un poco más cerca, porque más allá de la vida está la música. Por eso, durante muchos siglos, el fin de la vida fue una de las principales fuentes de inspiración para músicos y artistas.

En este programa, compuesto exclusivamente por violinistas (considerados una raza aparte entre los grandes compositores de la historia de la música), vemos cómo la muerte inspiraba e invitaba a viajar a mundos desconocidos, mundos lejanos que, de alguna manera, mantenían vivos en la memoria a quienes un día partieron hacia un lugar mejor.

La Passacaglia de H.I. Biber, también conocida como “El ángel de la guarda”, se enmarca dentro de la obra completa de las Sonatas del Rosario, una obra llena de connotaciones bíblicas y religiosas. La Passacaglia, pasacalle en castellano, se abre con un tetracorde descendente que evoca el himno alemán al Ángel de la Guarda “Einen Engel Gott mir geben” (Dame señor un ángel). Y así comienza este concierto, de la mano de un ángel que nos va guiando poco a poco en el ascenso al Cielo.

Igor Loboda nos regala un Requiem, basado en un tema popular ucraniano sobre el río Dnieper, en homenaje a todos los fallecidos en el conflicto ucraniano. Esta obra de 2014 demuestra que la muerte sigue siendo un elemento constante en la música hasta el día de hoy. Tuve el privilegio de tocar por primera vez en público este Requiem por Ucrania en San Sebastián y lo cierto es que pocos lugares más emblemáticos que Euskal Herria para interpretar una obra para violín solo, que en la tradición occidental pagana representa el homenaje al Diablo. De hecho, el origen de este proyecto tiene su germen en la cultura vasca y su famoso Akelarre, como símil musical de la reunión de sorginak, las brujas, que buscan el paroxismo a través de la música.

J.S. Bach escribió su Ciaccona, perteneciente a la Partita nº 2 en re menor, en 1720, a modo de lamento o “tombeau” musical tras la muerte de su esposa María Barbara. Se trata de una obra con una gran carga simbólica numerológica y diversas referencias a los corales luteranos, en la que el cantor de la iglesia de Santo Tomás de Leipzig emplea desde el principio la melodía passus duriusculus, utilizada con frecuencia en la retórica barroca para expresar sentimientos de sufrimiento y obsesión tras la pérdida del ser amado.

Obsesión es precisamente el título de la Sonata para violín solo nº 2 escrita por el violinista belga Eugène Ysaÿe. Compuesta a modo de homenaje a J.S. Bach, utiliza fragmentos de la Partita nº 3 en Mi Mayor del compositor barroco. Esta obra virtuosa no sólo pretende recordar al cantor de Leipzig, sino que también nos introduce, de una forma rotunda, en el mundo de los difuntos. Y es que Ysaÿe utiliza uno de los himnos latinos más famosos, el “Dies Irae” (Días de ira), un himno representa el día del juicio final, donde la trompeta anuncia la última llamada ante el trono divino. Los elegidos se salvarán mientras que los condenados serán arrojados a las llamas eternas.

A todos los que estaréis el próximo día 30 compartiendo este recorrido musical, GRACIAS, por vuestra presencia y por querer conocer una parte del camino recorrido por estos grandes compositores que buscaron la forma de elevar su música por encima del silencio de la muerte y de la pérdida.

Jonathan Mesonero



Programa

Parte I.
Passacaglia para violín solo “El ángel guardián”- F. Biber  [13 min]
Requiem para violín solo - I. Loboda [7 min]

Parte II.
Ciaccona para violín solo - J. S. Bach  [15 min]
Sonata para violín solo nº 2 “Obsesión” - E. Ysaÿe  [15 min]